domingo, 13 de marzo de 2011

34000 años de espera

En las últimas fechas, muchos medios de comunicación generalistas, se
están haciendo eco de diversas noticias relacionadas con el
descubrimiento de microorganismos, con capacidades "fuera de lo
corriente". Ya en este mismo blog se recogen noticias como la bacteria
californiana capaz de incorporar arsénico en lugar de fosfato en su
metabolismo, o los organismos (tanto eucariotas como procariotas)
capaces de subsistir a pH extremadamente ácidos en el onubense Río
Tinto. Los ejemplos de organismos adaptados a los más inhóspitos
ambientes son muy abundantes. Prácticamente, allí donde se ha buscado
vida, por extremo que fuese el entorno, allí se ha encontrado.

Ahora, parece ser, que se rompe una barrera más. La barrera temporal.
En un estudio reciente, publicado en la edición de enero de GSA Today
(una publicación de la Geological Society of America), un grupo de
investigadores de la University of Hawaii y de la University of New
York en Binghamton, identificaron en halitas (rocas formadas por
cristales de cloruro sódico) de gran antigüedad, la existencia de
comunidades de microorganismos, atrapados en su interior.

Los cristales de sal, adquieren este tono rosáceo, debido a los
microorganismos atrapados en su interior.

Este grupo, analizó halitas antiguas, extraídas de columnas
estratigráficas del subsuelo de Death Valley (California) con
intención de realizar estudios climáticos. Para su sorpresa, mientras
analizaban inclusiones de líquido atrapado en estas rocas de sal,
descubrieron lo que parecían ser microorganismos. Los cristales de
sal, se forman y "crecen" rápidamente, de modo que pueden atrapar en
forma de pequeñas burbujas de pocas micras de diámetro, las sustancias
o microorganismos que se encuentren en ese preciso lugar. Estas
burbujas permanecerán selladas dentro de la halita, como una cápsula
del tiempo.

La datación de estas rocas y por tanto la de los propios
microorganismos atrapados en ellas, las sitúa entre 22000 y 34000 años
de antigüedad. Propio de un guión de Parque Jurásico (salvando el
lapso temporal). El análisis microscópico de estas inclusiones de
líquido dentro de las halitas, reveló la existencia de un ecosistema
de halófitos tanto de eucariotas como de procariotas, de los cuales
una pequeña parte estaban vivos. Los procariotas presentes en los
cristales, no utilizan la energía para reproducirse o desplazarse. No
tienen ningún tipo de actividad, salvo la del automantenimiento. Es
decir se encuentran en estado de supervivencia, con actividad
metabólica prácticamente nula.


Los investigadores postulan que los procariotas sobreviven en estas
inclusiones en las halitas, por tiempos tan prolongados, al utilizar
como fuente de carbono y nutrientes, los metabolitos de otros
organismos de esta comunidad microbiana. Concretamente identificaron
células del género unicelular de algas Dunaliella (observaron células
con sus orgánulos relativamente intactos y otras células bastante
degradadas), que es una especie común en estos ambientes halófitos. De
esta forma hipotetizaron, que estas algas puede ser en parte,
responsable del mantenimiento de este ecosistema, al servir como
fuente de carbono y metabolitos.


Lo que resultó también muy interesante, fue el intento de cultivar in
vitro estos procariotas. De 900 cristales, en 5 se consiguió aislar
procariotas que fueran viables y se reprodujeran tras 34000 años de
inactividad. Estos microorganismos tardaron un par de meses, en
"despertase" de su estado de inactividad, antes de poder replicarse.

El siguiente paso será estudiar en profundidad las estrategias y los
mecanismos bioquímicos (como por ejemplo el mantenimiento y reparación
del DNA), que permiten a estos organismos, adquirir estados de
latencia que les mantiene viables durante periodos de tiempo tan
extraordinariamente largos. El conjunto de todos estos nuevos
hallazgos, desplazan cada vez más, las fronteras que acotan los
ambientes donde, bajo nuestra perspectiva, podría desarrollarse la
vida. En lugares que antes se consideraban inhabitables, ahora se
descubren ricos ecosistemas repletos de biodiversidad.

¿Cuáles son los límites a la vida? ¿Podría desarrollarse en otros
ambientes alejados de este planeta?


Bibliografía:

Microbial communities in fluid inclusions and long-term survival in
halite. Tim K. Lowenstein, Brian A. Schubert, and Michael N. Timofeeff

NOMBRE:Alexander Sayago Maldonado C.I:16232455
EES SECCION:1

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